mercredi 30 mars 2011

El plan nuclear de Hugo Chávez


Chávez recibe al primer ministro Vladimir Putin 
Chávez recibe al primer ministro Vladimir Putin | EFE
Los primeros esfuerzos de Venezuela para desarrollar energía nuclear se emprendieron en 1960, cuando entró en funcionamiento el reactor RV-1 en las instalaciones del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. 

La unidad, de baja potencia (3MW), se utilizó con fines de investigación, especialmente para experimentos de física nuclear. 

Posteriormente, entre los años setenta y ochenta, se creó el Consejo Nacional para el Desarrollo de la Industria Nuclear y se concretó el envío de algunos miembros de la Armada a estudiar Ingeniería Nuclear. Pero tras el accidente de Chernóbil, Ucrania, en 1986, los planes nucleares fueron desmantelados. 

El reactor estuvo operativo hasta 2001 y fue reconvertido a una planta de irradiación de rayos Gamma, a través de la cual se presta servicios de esterilización microbiológica de alimentos y materiales quirúrgicos, entre otros.

No fue sino hasta 2005 cuando por primera vez el presidente Hugo Chávez habló de energía nuclear. Retomó el tema el año pasado mientras Vladimir Putin, primer ministro ruso, visitaba Venezuela. 

"No vamos a hacer la bomba atómica, pero sí vamos a desarrollar energía atómica nuclear con fines pacíficos. Tenemos que prepararnos para la era pospetrolera", dijo entonces. 

Meses antes el ministro de Energía Eléctrica, Alí Rodríguez, había asomado la posibilidad de que la energía nuclear se desarrollaría con torio, un mineral que no necesita ser enriquecido y que, por tanto, elimina cualquier peligro de proliferación de armamento nuclear. 

Pero la ratificación en octubre de 2010 del acuerdo firmado entre Caracas y Moscú en noviembre de 2008 dio al traste con esa idea. De acuerdo con la corporación nuclear de Rusia, Rosatom, el plan es construir dos reactores nucleares de 1.200 megavatios modelo VVER-1200, que trabajan con uranio enriquecido. 

Pero los eventos ocurridos en Japón hicieron que Chávez anunciara esta semana la suspensión del plan nuclear que se encontraba en una fase "preliminar", según sus propias palabras. 

Alberto Urdaneta, director general de Energía Alternativa del Ministerio de Energía Eléctrica, había explicado que el acuerdo prevé la construcción y puesta en marcha de un reactor para la investigación y para la producción de radioisótopos de usos pacíficos en medicina y el sector industrial; y de una central nucleoeléctrica para producir electricidad. 

En conjunto, estos dos proyectos comprenderían el desarrollo de una infraestructura nucleoeléctrica: "El reactor se puede ejecutar en un lapso de cuatro o cinco años, mientras que la central tardaría doce años en entrar en operación. El primer turbogenerador comenzaría a funcionar en 2022 y luego, cada dos años, se irían incorporando los tres restantes". 

Es decir, que a finales de la segunda década de este siglo es cuando Venezuela podría contar con un parque de generación nucleoeléctrica. 

Un proyecto nucleoeléctrico implica estudios y actividades previos exhaustivos. Durante la primera fase se define un emplazamiento con disponibilidad de agua (para enfriamiento) y estabilidad sísmica, entre otras cualidades. A ello hay que agregar el marco regulatorio por desarrollar, pues se requiere de una ley que rija la actividad y un reglamento de protección radiológica, además de la ratificación de los tratados internacionales como el de de Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, y el de No Proliferación de Armas Nucleares. 

Lo que no supo el Presidente en aquella cadena es que el modelo ofrecido por los rusos, aunque tiene una vida útil de 60 años, es apenas un prototipo. Los dos primeros están en construcción y el primer reactor está previsto que entre en operaciones el próximo año. 

Cálculos de un acuerdo similar de Rusia con Turquía dan cuenta de que cada reactor cuesta entre 4,5 y 5 millardos de dólares. El presupuesto de la nación de este año dedicado a energía nuclear apenas alcanza 1,5 millones de dólares. 

La alarma en la central nipona coincidió esta semana con la denuncia de que la firma MKG, de Francisco Illaramendi, dispuso 5 millones de dólares del Fondo de Jubilaciones de Pdvsa para financiar un proyecto de reactor nuclear con tecnología de la Universidad de Oregon.

Source : El Nacional

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